Día a día nos preocuparnos más por el mañana que por el presente que Dios
nos está
permitiendo vivir, dichas preocupaciones son porque no tenemos un empleo, es
decir tenemos una situación económica bastante desconcertante y eso
nos lleva a pensar en que comeremos mañana, sin ni siquiera preguntarnos si de aquí a mañana estaremos vivos; muchas otras
veces nos hacemos ilusiones según
nuestros deseos que por lo general son tener una casa, un coche, una vida económica estable, pocas veces pedimos
solo estar bien dentro de unos años, cuando nos hacemos esas ilusiones muchas veces nos gloriamos
del día de
mañana,
sin ni siquiera saber si vayamos a llegar a él, no nos detenemos por un minuto solo a agradecer por el día en que estamos; de las ilusiones
vivimos, ya que en el fondo aunque a veces es algo difícil de conseguir es lo que más deseamos, pero por ese mismo
solo hecho de que es difícil
pensamos que no se puede, y en ese momento se embarcan con nosotros la
negatividad, la falta de fe y muchas veces la impaciencia, dando lugar a que
nos demos por vencidos y no luchar por ese sueño, que aunque parece imposible
podemos lograr si con nosotros esta la fe, la paciencia, la constancia y la
perseverancia, todo es posible. No hay que perder las esperanzas queridos
amigos ya que cuando menos pensamos Dios nos da la gran oportunidad de llegar a
lograrlo, solo que a veces nos damos por vencidos y no las vemos, incluso a
veces le hemos pedido tanto a Dios por ellos y no vemos respuesta sin
percatarnos de que él nos
dice: si, no o espera. Muchas veces nos dice espera y estamos tan empecinados
en conseguir eso, y ahí es
cuando nos estrellamos, echándole
la culpa a él,
vemos mal la respuesta y preferimos achacarle el mal a otro que admitir que nos
equivocamos. Hay en ocasiones donde le pedimos dos cosas y ambas aparentemente
nos la concede, pero él
siempre quiere lo mejor para nosotros y lo que más desea es que nos quedemos con
aquella cosa que nos dé más tranquilidad, pero como somos
tan necios cogemos por el camino erróneo, nos equivocamos y volvemos a echarle la culpa al que menos la
tiene. a veces el analizar mucho las cosas desde distintos ángulos nos lleva a desistir porque
vemos tantos obstáculos
que por eso miramos a otro lado e intentamos ver las cosas desde otra forma, no
nos damos cuenta de que las cosas que tienen tal valor que inclusive son difíciles de tenerlas son aquellas por
las que valen la pena luchar, ya sea un buen empleo, incluso en el amor... no
darnos por vencidos es lo que siempre nos han dicho... pero realmente hay que
luchar siempre por aquello que queremos?;no creo yo que deba de ser así hay momentos en los que debemos
dejar que las cosas tomen su rumbo, si algo ha de ser nuestro Dios iluminara
ese camino para que lleguemos a él.